La comprensión es básica en la
Oratoria
Alto riesgo es, que vayamos a cualquier conferencia, donde no tengamos la
mínima idea de lo que se ha de decir, y mucho menos manejamos el tema a tratar.
Lo aconsejable para ello es antes
de ir como oyente a dicha conferencia, sería empaparnos de manera general
acerca de la ponencia, sus generalidades, sus pro y contra ; quien es el
exponente, su forma de conducirse e incluso comunicarse, así estaríamos
preparados albergar el tema como algo muy común para nosotros.
En estos tiempos donde acudimos a
gente poco profesional para alimentar nuestros conocimientos, percatarnos del currículum
manejo y orientación del hablante.
Muy importante saber si comparte
o no nuestro credo religión o
costumbres, ya que esto sería una limitante ante la perspectiva de algo nuevo y
desconocido a nuestro intelecto.
Las ponencias novedosas nos
dejarán de momento una interrogante que no sería fácil digerir ante lo nuevo y
extraño.Por ende es necesario conocer la naturaleza de lo que se expone cual es
el propósito y los resultados que me llevarían al libre pensamiento de que ese
tema es lo mejor para nosotros expuesto por la persona idónea responsable
abierta y conductiva.
Si ejemplificamos lo que estamos
diciendo Un tema filosófico debe ser expuesto por un virtuoso de la exposición
filosófica, de los hombres y de los saberes de los tiempos.
Si tratamos un tema científico,
los concurrentes deben interesarse por esa ciencia y sus anexos; tratamos de
hacer comprender que si usted no es un hombre o mujer de ciencia, poco podría
aprovecharse de esta disciplina, raudal de muchos y largos años de estudio, que
en pocos minutos ud nadaría en el mar de la inconsistencia ideológica del no
estudioso.
Un tema puede ser magistralmente
expuesto ante un público que sabe manejarlo y así resultar magníficamente
aburrido ante aquel que no lo maneja.
Sin embargo hay temas de estudio
oratorio que nos pueden llenar de curiosidad, y no podemos negarnos a sondear ante el orador la ponencia, sin embargo sugiero
que autodidácticamente y por su cuenta, se supla del material necesario para
controlar la ignorancia del tema, para no
salir sigilosamente a hurtadillas o emitiendo falsas excusas cuando el
tema deje de interesarnos.